La “vuelta a lo natural” en Japón


Como comenté en la entrada sobre el sumo, la filosofía sintoísta lo impregna todo en Japón. Tradicionalmente, el japonés ha sido un pueblo que le ha dado mucha importancia a la naturaleza, y a vivir en armonía y equilibrio con lo que les rodea. Parece ser que el hecho de que sea fácil notar la enorme fuerza de la naturaleza en el archipiélago japonés (terremotos, tsunamis y tifones son fenómenos que no resultan ajenos por aquí) les ha inculcado esta forma de pensar desde tiempos remotos.

Sin embargo, eso cambió en las últimas décadas. Como probablemente sabréis, Japón vivió una época de crecimiento sin precedentes hasta el estallido de la burbuja en 1990. La economía creció a una media del 10% anual durante 20 años, y durante otros 15 a una media del 4%. Fueron momentos de consumo sin control, de cambio de los valores tradicionales, de vivir para la empresa, de pensar que es imposible que las propiedades inmobiliarias pueden bajar de precio, y por supuesto, de olvidarse de “lo natural”. Yo no andaba por aquí en aquella época (en los ochenta estaba ocupado yendo al colegio :), pero después de vivir en Shanghai en 2008 me puedo imaginar (salvando las distancias, por supuesto) la “actitud vital” de tanto nuevo rico.

Se podría creer que el estallido de la burbuja inmobiliaria-financiera fue un bofetón de realidad para los japoneses, pero no fue así. Como está pasando en España tras el reventón de nuestra burbuja particular (ya podríamos haber aprendido algo de Japón), el gobierno se ocupó de enquistar el problema. Mediante rescates, inyecciones y bajadas de tipos de interés forzaron a la gente a seguir viviendo y consumiendo como antes. Y así se consiguió alargar el problema 20 años, entre estancamientos y recesiones varias.

La buena noticia es que después de 20 años, la gente está volviendo por sí misma a los valores tradicionales, aquellos que nunca deberíamos haber abandonado (principalmente, porque son de pura lógica). Podríamos llamarle “moda”, pero creo que es un cambio sincero de mentalidad entre la población japonesa. Por supuesto que no pasa con todo el mundo, y por supuesto que hay mucha gente que sí se lo está tomando como una moda (descerebrados hay en todas partes), pero es relativamente fácil “sentir” que las cosas están cambiando. Basta con vivir un poco el día a día de un barrio residencial japonés.

Por ejemplo, se puede ver cómo el uso de bicicletas está creciendo, especialmente para actividades recreativas en la naturaleza: mucha gente hace excursiones por la montaña en bicicleta, para disfrutar de la naturaleza sin contaminar mientras hacen deporte. Otro ejemplo: los productos dietéticos (los sin calorías, los 0% grasas y demás etc) y demás “soluciones rápidas” están perdiendo pujanza frente a la búsqueda “lenta” de una vida saludable, principalmente haciendo deporte. Un buen ejemplo de concepto de diseño “lento” es el del Nissan Cube, por ejemplo. Otras tendencias crecientes pueden ser el DIY, “hágalo usted mismo”, en el que la gente se cultiva sus propias verduras en pequeñas granjas (y así se aseguran que están libres de productos químicos), se fabrica sus propios muebles o le hace la ropita a los pequeños de la casa. La reparación de las cosas que se rompen (en vez de tirarlas y comprarlas de nuevo), la utilización de cosas que todavía sirven aunque sean viejas, el reciclado de casi todo y el poderoso mercado de segunda mano son otros de los muchos ejemplos que se pueden poner en este sentido.

Los medios de comunicación parece que también están cambiando (aunque es sabido que los medios siempre van por detrás de las tendencias, no por delante) y explican que, por ejemplo, muchos de los problemas de salud actuales vienen de las costumbres y del día a día, como los hábitos de alimentación, la forma de trabajar, etc. Eso cala en mucha gente más (sobre todo si lo dice la NHK) y hace que el mensaje se amplíe: la vida sencilla y natural es lo más importante, al fin y al cabo somos animales y hay que seguir lo que nos indica nuestra naturaleza.

Un ejemplo: le estoy dando clases de español a un universitario los fines de semana. Su madre es muy amable y he tenido interesantes conversaciones con ella. Según me contó, antes eran una familia prototípica: el padre trabajaba todo el día sin pasar apenas unas horas en casa por las noches, vida en el centro de una ciudad, etcétera. Sin embargo, ahora se han mudado a una zona mucho más tranquila, llena de árboles y de parques, el padre pasa los fines de semana cuidando las flores de la terraza, y se han vuelto vegetarianos. Es posible que no sean representativos de toda la sociedad japonesa, pero detalles como este me hacen pensar que las cosas están cambiando.

Volviendo al consumo de alimentos: los japoneses prefieren, cada vez más, los productos orgánicos. Si una verdura ha sido cultivada sin productos químicos, aunque sea un poco más cara, todos coinciden que es más segura y por tanto, mejor. Sin conservantes, sin antioxidantes, que se vea que el producto es natural: esa es la tendencia. Últimamente, se le informa a la gente de quién lo ha hecho o cultivado: información de la granja y el nombre del granjero, o incluso una foto del propio granjero. Lo importante es que el consumidor se sienta a salvo y seguro.

Poniendo un ejemplo, para convertir el aceite de oliva en un un producto “seguro”, habría que hacerlo orgánico (con certificación japonesa JAS – los japoneses se fían principalmente de los japoneses), sin filtrar para que se vea claramente que es natural, y describiendo con detalle en la etiqueta no sólo que es un producto bueno para la salud, sino también cómo, dónde y quién es la persona en la que los consumidores depositan su confianza.

En definitiva, Japón vuelve a lo natural. ¿Tendremos que esperar 20 años para ver lo mismo en España?

Actualización: aquí va algún ejemplo.

Design Tshirts Store Graniph y su algodón 100% orgánico

El reciclaje de Uniqlo

La filosofía de origen de Muji

Y algún artículo relacionado. Un poco antiguo pero representativo:

Japanese consumers hungry for more organic food

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